Jorge Etcheverry
. . . extraña
es la condición de aquellos dejados de la mano de Dios, de una edad variable
entre los treinta y los cuarenta años, la flor de Generaciones, que se
persiguen de café en café de casa en casa, por las calles humeantes de
húmedas. Ella venía acercándose en su
bicicleta y yo me acordaba en esos mismos instantes de que le decían a mi mujer
cuando estábamos recién casados" por ahí está el flaco, frente a Español
de punto fijo, esperando que pase alguien para agarrarlo para --"- Y ella se reía, mostrando los enormes y
bellos dientes brillantes, caballunos, (de italiana, pero no del Sur, --- hechos como a la fuerza, y -Ahora decís
eso, pero en ese entonces no había más marco de referencia que la hija del
bolichero de la esquina, la Sofía Loren, con esos pómulos grandes y salidos,
que en realidad no tiene tipo de italiana.
Bueno, en fin.) Como les decía yo
estaba sentado en la mañana en el banco ése y ahí venía, en la bicicleta (o
ahora que me acuerdo, parece que venía caminando al lado de la bicicleta, en
fin, no importa) y yo estaba fumando y paso un francés,( seguramente de Hull,
con pinta casi de chileno, pero de ese tipo de chileno que se parece un poco a
mí - )Y vos que no
soi chileno?- Pero ella misma me decía,
y otros gringos y gente de otras razas, porque aquí uno que nunca había salido
y tenía una como idea medio mítica de las razas, y se da cuenta de que son como
toda la gente. A lo que iba. A uno le dicen que si viene del Líbano, hay
otros que parecen vietnamitas, o será que en realidad los vietnamitas se
parecen a los chilenos de las poblaciones.
Y claro una vez una gringa le dijo a uno que había partes en que no lo
dejarían entrar, y es por eso que nos sentimos un poco más a las anchas con los
franceses.
-Yo leí un tiempo en una revista Liberté justamente
dedicada a ese tema. El tema de las
relaciones entre los franceses de aquí y los de allá, y hablaba algo de una
sociabilité paysane, y por eso yo le explicaba a la gringa con mucho cuidado,
de a poquito, porque ligerito se aburren, no saben conversar, que a los
chilenos le gustan las francesas, y claro porque ella no es francesa y todos le
hablaban -claro que por sacarle pica- de las minas de Quebec y la cacha de la
espada-
. . . Porque
encerrados entre dos cordilleras, una al Este, otra al Oeste, la mayoría de la
gente pobre, una gran parte de la gente más que taciturna, somos los ingleses
de América Latina, la de provincias (menos al Norte Chico, que parece que
tuvieran una papa en la boca- por lo que me acuerdo- y hablan como
ametralladora) del Sur, poetas de los lares, laconismo campesino y todas esas
vainas, que lo mismo se dice de los quechuas, patita. Y Arturo Pratt, ¿Ha almorzado la gente?,
cuando todo el mundo estaba pensando para sus adentros "Aquí nos llegó al
pihuelo", como cuando nos atrincheramos en el Peda en Noviembre del 67 y
el pelado Michel- que lo vieron, que todavía estaba en Chile-No, yo no lo vi,
vi a otra gente, de esos otros no quedamos casi. Por televisión una vez entrevistaron al Loco
y andaba bien terneado- sobre el reajuste, y dijo "A mí personalmente no
me afecta, quizás puede que afecte a otros". Seguramente que andaba medio fondeado, pero
la pinta igualita. "No me
afecta" -Claro- esas no son palabras de lo que hablamos todos los días por
allá, es una palabra para la televisión, los discursos, los profesores
primarios. En los diarios. Los periódicos -Newspapers- se usa siempre;
"Los afectados. Los
damnificados" -No, eso viene del latín, una palabra hecha hace poco, la
gente no la usa, sólo cuando se pone de moda, con los terremotos, los incendios
de Valparaíso - se queman las casas por manzanas, en los cerros. Es un puerto. El Negro es de allá. Las inundaciones, entonces todo el mundo
habla de Los Damnificados, y salen tallas -bromas- Y todo el mundo, los cabros
de las escuelas, los vecinos, salen a recolectar ropa, y se huevea su poco, y
la ropa luego queda almacenada y se pudre.
También llegan barcos con mantequilla, con leche en polvo-muy mala,
hostigosa, que hostiga, de Caritas Chile ¿Aquí? -No sé. Y ligerito empiezan las noticias de las cosas
pudriéndose, de los empleados (funcionarios) que se hacen la América -Que yo
sea no hay muchos que hayan venido por aquí, salvo Joaquín Murieta (--). O Vicente Pérez Rosales, que cuenta que a un
tipo que venía con ellos, por allá por la fiebre del oro, y lo dejaron a la
orilla del río y se fueron a dormir y cuando volvieron estaba negro con una
copa de mosquitos, O "El que sea valiente que me siga". En todas las escuelas, el veintiuno de
Mayo. El veintiuno y el primero de
Mayo. La otra parte es medio hecha, nadie
se acuerda de eso, aunque haya estudiado en el Instituto. Nadie habla así. Pobre Pratt.
Me va a venir a tirar las patas esta noche.
Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo,
y espero que esta no sea la ocasión de hacerlo, mirando de medio lado, con una
risa sardónica de suicida al lote de huevones todos cagados, pero ninguno se
atreve a demostrar nada, que va a pensar la gente, que se le aconcharon los
meados, que es maricón. Y claro, que
quieren después, si todo el mundo es duro pero por el que dirán, si se nota que
venimos de los coños, y quién va pelear bien así después. Qué estrategia y táctica-Nada, cojones, guts,
después las diversas corrientes de opinión; la de los tres chanchitos, la de
los diez perritos. Y ni sabía si
Mauricio que aquí hot dogs quería decir perros calientes, y qué perro
mas caliente que yo mijita, su huachito, y las francesas no le entendían ni
hueva hasta que la iñora lo echó de la casa, pero muertas de risa. Y lo que pasa es que aquí la única gente que
sabe conversar es la del Otro Lado, pero porque tienen que menearse tanto y
mover las manos, si parecen todos maricones.
Tienen que ir a Montreal, imagínate todo Providencia, pero diez veces
más grandes, y lleno de cafés y las minas salen a cazar huevones, como te
digo. Cuando estaba en Chile haciendo
los trámites creía que Canadá era un país tipo Jack London (El llamado de la
Selva, Colmillo Blanco, colección Robin Hood, como Los Caballeros del Rey
Arturo) y no se porqué creía que aquí había pocas minas y que había que venir
casado.. Yo tenía diez perritos, Yo
tenía diez perritos, uno lo pasó el descueve, no me quedan más que nueve.