Así como en los festivales de cine
internacional cada noche viajamos a un país diferente a presenciar una historia
única que nos
enriquece desde múltiples ángulos, mostrándonos realidades insólitas,
situaciones curiosas, graciosas o terriblemente dramáticas, así Canadografía,
se despliega al abrirlo como un acordeón, dándonos sonoridades nuevas,
desconocidas y al mismo tiempo familiares, ricas en armonías autóctonas…Los
autores son todos inmigrantes y sus historias se sitúan a veces en el país de
origen, otras en los de paso y algunas en estas tierras canadienses. Están
inmensamente agradecidos de vivir en este país, pero eso no quita que, al mismo tiempo, todos los días se pregunten
por qué están allí…
Los ejes de la narración a veces
no son seres humanos. En algunos relatos son los objetos quienes nos revelan
una historia a través de las trazas que el tiempo ha impreso sobre ellos,
haciéndolos testimonio de amores y sufrimientos… En otras historias son árboles
o animales quienes hablan, y cuando digo hablan no lo hago metafóricamente. No
podían faltar las historias de amor o mejor dicho, las complicadas relaciones
sentimentales entre dos y a veces tres seres humanos. Migraciones amorosas en
varios sentidos y desilusiones sentimentales de múltiples calibres se codean
entre sus páginas. Hay además relaciones
difíciles entre pedagogos, alumnos y padres. No podía faltar la nostalgia por un
pasado de lucha y militancia, de reuniones proscritas por regímenes militares, tristeza e indignación ante manifestaciones
reprimidas e injustas acciones de caudillos todopoderosos. Como si fuera poco, una historia de brujos y
un texto al borde de la poesía donde las palabras fluyen como el agua de
una cascada. Todo
en un pequeño volumen de 11cm
de ancho por 17 cm de largo y 7 mm de espesor.
En el cine el tiempo promedio es
de una hora y media de inmersión, aquí
en solo 15 minutos nos conmovemos con una historia. Nostalgia, rabia, amor,
desengaño. Frío, chinches, buses con extraños olores, perros privilegiados y extrañas
alergias. Por suerte hay unos impermeables que solucionan los problemas de
contagio. No entienden? La respuesta está en Canadografía, un libro muy latino
y, como sus autores, también inmigrante:
germinó entre Chile y Canadá, en los extremos norte y sur del continente
americano, nació en Chile de parto prematuro y ya vive en todo el
mundo. Por una larga vida!